Once. Cine de verdad.

Anoche, por esos avatares del destino, por esos extraños caprichos del espacio temporal , lo que iba a ser una sesión de multicines con pelicula americana sin mucho interés a priori, se convirtió en una experiencia maravillosa que de verdad me hace recuperar la ilusión por la esencia del cine.Todavía hay gente que sabe contar historias y literalmente envolverte, y lo que es mas importante, hacer que te pegues a la butaca, no por el último efecto especial computerizado, sino porque te han tocado directamente el corazón.

Resulta que la cola de los multicines era exageradamente larga, y que tenemos la suerte que a cinco minutos de casa hay unos pequeños cines, donde ponen películas independientes que de tanto en vez nos han gustado. Había cuatro, no habia ninguna cola, claro, descartamos dos y bahhia eligió la que al final vimos..... Once. Ni idea de que película era. Ninguna referencia. Igual nos íbamos a los 15 minutos que igual nos gustaba.

Y resultó ser , como dije antes, una autencia delicia de 90 minutos de cine con mayúsculas. Una historia sencilla, sin grandilocuencias, sin artificios, rodada prácticamente sin presupuesto. Un músico callejero que se lame las heridas tras un fracaso amoroso ( Glen Hansard, el cantante y compositor del grupo irlandés The Frames), y que sobrevive ayudando a su padre en un taller de reparación de aspiradoras, en los ratos libres toca en el centro de Dublín para sacarse un dinero con el que mantener su afición. Conoce un dia a una joven inmigrante checa separada de su pareja (Marketa Irglova, asimismo cantante y compositora en su país natal), que mantiene a su hija y a su madre vendiendo flores por la calle y limpiando casas. La joven queda prendada de sus canciones y comienza a colaborar con el en la creación musical de sus temas. A partir de entonces se desarrolla una historia de atracción mútua, de búsqueda de compensación de la soledad que ambos tienen, sabiendo ambos que los dos tienen metas diferentes y que vienen de mundos distintos, quizá con barreras culturales y sentimentales que ninguno de los dos saben si podrán ser insalvables, pero unidos por lo único de valor que poseen en el mundo, la música.

Y es a partir de esa música, a través de las magníficas canciones que tiene la banda sonora, ( compuestas por Hansard en su mayoria con la colaboración de Marketa ---- hay que decir que de aquí salió un magnífico album diferente del de la película llamado "The swell season" y que la historia de amor tan poco convencional de la pantalla continúa al parecer fuera de la misma ), es como el argumento se va desarrollándose. Todo lo que tienen que decirse los protagonistas lo hacen a través de unas hermosísimas canciones , con las que la historia nos va envolviendo hasta llegar a un grandioso y emocionante final que, de verdad, a mí me fué directamente al centro del corazon. Llegué con un nudo en la garganta hasta al travelling final sobre Dublin y, en los créditos, ( en los que por cierto NADIE abandonó la butaca, por algo sería) , tuve la sensación de que no hacía falta nada mas. Que nos habían contado una historia perfecta, de manera tambien perfecta y que , sinceramente, habían puesto nuestros sentimientos de punta.

Si alguna vez has sentido que has conocido a la persona ideal para pasar tu vida con ella, sabiendo que tenéis caminos tan distintos que nunca lo harías, pero a la vez mantienes un hilo invisible que te dice que tu estarás conectado a ella y ella a ti para toda la eternidad. Si crees en que puede existir el amor incondicional, anónimo y eterno desde dentro, sin necesitar siquiera tocar a una persona, y a la vez quieres disfrutar de una banda sonora excelente y una historia sencilla, real, de la calle, nada ñoña, sin artificios, si, en fin, quieres disfrutar del CINE con mayúsculas , vete a ver Once. No te vas a arrepentir.

El trailer de la película...... merece la pena ya verlo