You know my name

El pasado Viernes noche volvímos a pasar por un cine . No iba desde hace mucho tiempo, creo que desde fechas similares el año pasado aunque se me pierde en la memoria, y desde luego ni me acuerdo que película. Tiene guasa esto del cine, no hay mas que ofertas y mas ofertas de televisores de definición extrema y de tamaños brutales, cachivaches que proporcionan sonidos envolventes y megafónicos y reproductores con miles de funciones integradas. Todo ello al servicio de que no salgas de casa y que puedas ver el último estreno ( cada vez es mas fácil bajárselo ) comiendo no solo palomitas , sino lentejas si quieres, en gayumbos o bragas según y con los piés encima de la mesa.

¿Por que entonces cientos de ciudadanos el Viernes por la noche ( que era de perros, lo aseguro), desafían lluvia, frio, una cola de no te menees y pagan religiosamente siete pavos por cabeza, para entrar en un local marrano, sin limpiar, con palomitas ocupando suelos y butacas, donde hay indocumentados que llegan ! quince minutos ¡ ,despúes de que empiece no ya la sesión ( que como sabéis hasta que empieza la película hay unos veinte-treinta minutos ) , sino la propia película, donde se traga uno un cuarto de hora de anuncios y otro cuarto de hora de trailers de imágenes a todo rabo muy apropiados para desarrollarte epilepsia ?

No tengo la respuesta , como de costumbre . La película era de estreno eso sí, con campaña publicitaria que hasta incluía que el actor protagonista había perdido tres muelas de un par de leches en una pelea simulada ( joder con las simulaciones) y que se volvía a los orígenes del personaje, mito de por sí, el mas famoso agente-asesino-hijoputa secreto de la historia del cine, Bond, James Bond. Aún así es inconcebible que la gente siga yendo al cine en esas condiciones. Para mi , como el teatro que decía en un par de posts mas abajo, es magia, autentica magia que hace que aunque sepas que es una ficción, te metas tanto que sientas cada guantazo que da ( o le dan , que este Bond suda, sangra y hasta acaba con dolor de huevos de una sesión de tortura cuasi medieval) , cada aceleron del Aston Martin DB5 ( que barbaridad de buga, diossss) que conduce o cada sorbo del Martini ( mezclado , no agitado , aunque el propio Bond confiesa en una escena que le importa una mierda, claro que eran los orígenes del personaje). Encima si la peli es buena , como en este caso ( olvidate de las payasadas de Roger Moore o del desfile de modelos de Pierce Brosnan y vete al Connery del Doctor No , o Goldfinger. A ese sádico calculador que mata sin placer en nombre de la Reina de Inglaterra, el verdadero Bond, perdido a lo largo de derroches cada vez mayores de efectos especiales ), pués mucho mejor , porque al menos saldrás del cine contento y pensando que los siete euros han merecido la pena.

Ah, y la canción del tema principal que da título a esta entrada. Muy buena y muy apropiado el título. Seguro que tu tambien conoces su nombre. Igual que el porqué de que sigas yendo al cine aunque las circunstancias se empeñen , y muy tozudamente, en que no lo hagas.