Risto

Que raro que no haya escrito algo antes del tipo este. No se si lo conocéis los que no hayáis visto "Operación Triunfo" los Domingos (Aclaro una cosa, que ni soy cultureta de salón, ni cool de la muelte ,a mi me gusta este programa y en particular esta edición no está nada mal , cada uno que vea lo que le salga del occipucio), pero este, uno de los jurados del programa, ha trascendido del mismo y comienza a ser harto famosillo, con lo que podéis encontralo en cualquier programa de zapping, generalmente hostigando verbalmente a algún/a tembloroso/a triunfito/a. Es, para los despistados, un ser con gafas oscuras y melenilla hortera a lo Principe Valiente que pasa el tiempo entre otras cosas midiendo la validez del artista por su grado de metamorfosis en producto vendible. Todo un personaje.

¿Y por qué este creativo publicitario ( por cierto según me han dicho es de los buenos.Por ejemplo, es suyo el anuncio de la República independiente del IKEA) resulta tan, como se dice ahora, mediático?. Muy sencillo, y trataré de ser concreto : Es un borde de tres pares de cojones.Mas que su homónimo bulgaro (Hristo) Stoichkov, aquel inefable delantero bulgaro del Barsa, sufriendo almorranas y dolor de muelas a la vez. Tan políticamente incorrecto que hasta parece una simulación (aunque si lo es, el tio debería de llearse un Emmy al mejor actor) . Es un House real, auténtico, capaz de meterse en directo con el programa, la selección de canciones, incluso con el estilismo del programa y hasta con los profesores de la Academia, y por supuesto de emitir juicios sobre los aspirantes al concurso capaces de hacer literalmente llorar a tios como castillos, cuando no de provocar tal indignación que hasta al parecer la Dirección ha debido de templar gaitas. Buenafuente incluso ya ha inventado un alter ego para su programa, Risto Mejode, sustituyendo el original Mejide del creativo

Y es que en los últimos tiempos observo que lo feo, lo borde, lo apartado de lo académico, en suma, lo que va en contra de las formas establecidas, vende. Un fenómeno que se repite cíclicamente, lo que los finos llaman agitación cultural o contracultura, y cuyo último gran ejemplo aquí se definió con una palabra de otro gran creativo publicitario: movida. Lo que pasa es que, en contra de aquellos tiempos, el fenómeno para mí no es, o no apareja consigo, un acto de creatividad como en otras épocas. En estos tiempos es simplemente ácido contra el establishment, mala baba y cinismo contra la hipocresía de lo correcto, e insultos y telebasura para dar la réplica a la cultura establecida y decretada. En suma, cabreo canalizado contra el sistema.

Aunque también esto, cuya última expresión pudo comenzar por aquellos punkies de los 80, está siendo aprovechado por el propio sistema que todo lo engulle para generar pasta. Ahora los niños se pirran por vaqueros dignos de ser llevados por indigentes, destrozados por listisimos departamentos de Marketing, las adolescentes pijas y no pijas suspiran por minis de cuero , cadenas y pulseras de pinchos que antes eran símbolos de barriada marginal y que el señor J.P.Gaultier convirtió sobre el cuerpo de Madonna en símbolos de alta costura, los esforzados ejecutivos de Armani de Lunes a Viernes compran Harleys, en otro tiempo paradigma de la libertad ,del hippisimo y casi de las bandas de delicuentes, por supuesto con vestuario ad-hoc para el fin de semana con patches de calaveras incluidos sobre sus espaldas, las señoras bienpensantes de misa los Domingos en el Barrio de Salamanca adoran los tangas transparentes y las medias de encaje, en otro tiempo destinados a las profesionales del amor, hoy tuneadas con etiqueta de Victoria's Secret, y triunfan las series de dibujos animados heavies como Padre de Familia o South Park. (Los Simpsons han quedado para mis queridos culturetas que son ahora los conservadores).

En suma, y como dice el amigo Risto, todo es susceptible de ser un producto y parece que nada importa hasta que lo es. Hasta lo feo. Dentro de poco querremos ser todos El Fary.